Hola lectores y lectoras.
Como ya os he indicado en un anterior post, voy a subir
entradas de los libros que me vaya leyendo cuando los vaya terminando,
intentando que haya como máximo una o dos entradas a la semana (una de una
novela y, en el caso de que no hayamos analizado al autor, una del autor) y, si
esa semana no me he leído ningún libro, no subiré entradas.
Hoy os traigo una reseña de un libro de Agatha Christie,
que, como expliqué en El Museo de losEspejos, es una novela que ha influenciado para crear historias posteriores.
Cartas sobre la mesa
– el libro del que vamos a hablar hoy – fue escrito por la mayor autora de
novelas policiacas de la literatura universal y publicado en 1936.
En la historia la autora rescata a su personaje más
conocido: el extravagante detective belga Hércules Poirot, que es invitado a la
casa del señor Shaitana para cenar, junto con otras siete personas: el mayor
del ejército Despard, una joven muchacha, cuyo nombre es Anne Meredith, la
escritora de novelas policiacas Ariadne Oliver, el coronel del servicio secreto
Race, una anciana llamada Lorrimer, el doctor Roberts y el superintendente
Battle, de Scotland Yard.
En la cena los asistentes se ponen a jugar una partida de
bridge en dos mesas, estando, por un lado, el doctor, la anciana, la joven y el
mayor del ejército; y en otra habitación Poirot, junto con la escritora, el superintendente
y el coronel del servicio secreto. El anfitrión: el señor Shaitana, se
encuentra en la sala donde se produce la partida de la anciana y sus
acompañantes, pero no juega, sino que se queda sentado en su butaca junto al
fuego.
La velada se sucede sin mayores complicaciones, las partidas
avanzan de manera normal, hasta que Poirot y el coronel deciden irse a su casa
a dormir porque ya se les ha hecho tarde. Por ello, acompañados por sus otros
dos colegas de juego vuelven a la habitación donde siguen jugando los otros
cuatro invitados, para despedirse del señor Shaitana.
No obstante, cuando se acercan, se dan cuenta que el señor
ha sido apuñalado y asesinado.
Es así como empieza la historia de esta novela, ya que
Poirot, junto con sus otros tres acompañantes de mesa, deben averiguar quién de
los otros cuatro es el culpable del asesinato, puesto que no podían ser otras
personas ya que nadie había pasado a esa habitación en el trascurso de la
partida.
De esta manera, se produce la investigación y el culpable se
descubre al final, con una gran clase de ingenio y lógica por nuestro conocido
y queridísimo Poirot, que, a través de las pistas que saca de la partida del
bridge de los cuatro sospechosos, consigue desenmascarar al asesino.
Para concluir, hay que decir que no es una novela de Agatha
Christie que se conozca como otras, pero tiene un gran trabajo detrás y está
muy bien construida, ya que escapa del esquema de las novelas policiacas:
siempre el que tiene más papeletas para ser el asesino lo termina siendo; ya
que, tal y como indica la autora en una nota al principio del libro, los cuatro
sospechosos tienen las mismas papeletas para ser el asesino. Además, a pesar de
que la novela gira en torno a una partida de bridge e indican cosas de ese
juego, uno no tiene por qué saber sus reglas para seguir el argumento de la
historia.
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