Las Gafas de la
Felicidad es un libro de crecimiento personal que llegó a mis manos porque
se lo regalaron a mi padre, él no lo quería y me lo quedé yo, sin leerlo hasta
hace una semana, pues no soy muy aficionado a este tipo de lecturas, a pesar de
que las que me he leído: El club de las 5
de la mañana de Robin Sharma y Cree
en ti de Ruth Nieves sí que me han gustado y me han servido para crecer
individualmente.
No me dejaba de recomendar este libro gente cercana que les
interesa la psicología, el crecimiento personal y la autosuperación, pero no me
apetecía leerlo porque no me encontraba en una situación propicia para ello
(creo que estos libros hay que empezarlos cuando de verdad estás en una
situación idónea para que te ayuden). Es por eso que, cuando me terminé La Sombra del Viento me dispuse a leerlo
porque llevaba unos días mal de ánimo.
Me lo empecé el día del libro y en las primeras veinticuatro
horas llegué a la mitad, pues me enganchó la forma en la que están escritos los
capítulos: una anécdota de alguien ajeno al autor, diferentes subcapítulos contando
situaciones que ha vivido en su consulta Rafael Santandreu (el psicólogo que lo
ha escrito) y diversas formas para superar los problemas que nos surgen en la
vida, como rupturas de relaciones, complejos, pocas ganas de estudiar, dolores
crónicos…
No obstante, en cuanto llegué a la mitad del libro me
pareció que se hacía más denso porque empezaba a explicar más profundamente la
psicología cognitiva (aspecto fundamental del libro) y se hacía más complicado
seguir la teoría, a pesar de tener diferentes ejemplos de personas famosas y
seguir el mismo esquema que al principio. Es por esto por lo que me costó terminar
el libro y por lo que creo que no me gustó tanto como los otros dos que he
mencionado; ya que los primeros casos que explica sí que pueden servir a todas
las personas, mientras que los de la mitad son mucho más específicos y no los vivimos
todas las personas.
Igualmente, quiero decir que este libro me ha descubierto
una historia que no sabía sobre uno de los deportistas más repudiados por la
humanidad por su forma ilegítima de ganar sus títulos: Lance Armstrong. Antes
de que se descubriera que se dopaba para ganar las carreras el ciclista pasó un
cáncer bastante fuerte del que salió airoso con esfuerzo, dedicación y por su
afán de no rendirse nunca ante las adversidades, lo que me hizo ver a este
hombre con unos ojos diferentes a como le veía anteriormente.
Además de la historia de Lance Armstrong hay más de otras
personas también muy interesantes y del propio autor que nos hacen ver el mundo
de una forma diferente, con unas gafas de felicidad, como bien indica el
título.
En conclusión, os animo a que os leáis este libro y os lo
recomiendo, pero hacerlo cuando estéis preparados, tristes o estéis pasando una
mala racha, porque el autor, gracias a la magia que se puede realizar y a las
historias que se pueden contar con solo 27 letras, consigue animarte y ver la
vida con otros ojos, con felicidad.
En el confinamiento es un buen momento para leer este tipo libros.
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